Crónica de Brooklyn follies

Rosario, Lola, y una servidora, hemos pretendido amenizar la jornada de hoy, y no sé si lo hemos conseguido, pero por lo menos nosotras lo hemos disfrutado. Hemos intentado dar autonomía a cada uno de los personajes del libro, desde Nathan, el protagonista, hasta Rufus, que apenas aparece en la obra, pero que también tiene su importancia; historias que se entrecruzan, como un rompecabezas cuyas piezas no siempre encajan bien, que en ocasiones es necesario forzar, pero que al final muestran un todo sorprendentemente ágil.

Durante el posterior debate, como siempre, las opiniones han sido variadas, pero las simpatías de la mayoría han recaído sobre el propio Nathan, que no se limita como su sobrino Tom a dejar que la vida discurra, sino que fuerza las circunstancias para que se amolden a él.

Está también muy presente el tema de la homosexualidad, en Harry de forma clara, pero en Nancy, la bella y perfecta madre, no resulta tan sencillo, porque ella ha estado casada, ha compartido su vida con un hombre, y acaba en los brazos de una mujer, y no una mujer cualquiera, sino un auténtico desastre que ha tomado drogas, ha hecho cine porno, ha tenido una hija de padre desconocido..., dos polos al parecer opuestos, pero dos soledades que finalmente se encuentran en el arcoiris de la felicidad.

Por otro lado, el propio Nathan acaba con la madre de Nancy, otras dos soledades que se juntan para llenar el vacío de sus almas, de igual forma que Tom se casa con Honey porque... ¿por qué? porque ella quiere, y él le sigue la corriente.

Cada oveja con su pareja, lo que no quiere decir que sean felices, ni que no lo sean.

Así es la vida.

M.J.